lunes, 7 de mayo de 2012

LOS SABERES DE MIS ESTUDIANTES

Los "Saberes de mis estudiantes" que sin duda alguna han promovido en mí, el deseo constante de actualizarme en cuestiones tecnológicas, siempre busco la forma de mantenerlos interesados y por ello procuro cambiar los recursos de manera constante y pido sus opiniones para una clase en conferencia por chat, ahora ya creamos una clase en conferencia vía facebook y me han asesorado en efectos de power point, páginas web y blogs, yo cuento con dos blogs adicionales a éste de profordems y están vinculados a los blogs de mis alumnos.
Definitivamente saben buscar y descargar música, videos, cortometrajes, etc., compartir en línea, utilizar recursos como procesadores virtuales, manejo de páginas web, descargar libros, etc.
Definitivamente falta canalizar o direccionar ese conocimiento y habilidades en recursos que le sean de mucha utilidad en su formación académica, ahí es donde entra mi función y utilizamos la red para seguir retroalimentándonos continuamente.

El blog sin duda alguna es un espacio que tenemos para poder compartir lo que sea importante para nosotros y lo importante es comentar y ser comentado.
Gracias!!


COMPARTIR CONOCIMIENTOS

MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA

“Mi confrontación con la docencia”. Mi Nombre es Catalina Castillo Yescas, soy Licenciada en Economía del Instituto Politécnico Nacional y Maestra en Ciencias de la Educación por la Universidad del Valle de México; inicie mi carrera como Docente el 3 de Mayo de 2004, trabajé dos años para la iniciativa privada pero por una circunstancia familiar tuve que abandonar ese camino y de manera casi inmediata me dieron la oportunidad de cubrir un interinato en la EPOEM 87 ubicada en Atizapán de Zaragoza, Estado de México. Las materias que impartí fueron: Sociología e Historia Universal y el tener contacto con adolescentes provocó en mí reconocer mi verdadera vocación. Pensarme y saberme como docente representa orgullo y satisfacción, ser docente significa compromiso, responsabilidad y reto; sobre todo en la Educación Media Superior, puesto que es en la juventud donde está el presente de éste país; de tal forma que contribuir a su formación es un enorme compromiso social que debemos asumir con profunda responsabilidad. Mis mayores satisfacciones se han centrado en encontrar a mis alumnos de las primeras generaciones hechos unos profesionistas, hombres y mujeres de bien que me saludan, abrazan y agradecen, considero que éstos son los pagos que nunca aparecerán en nómina, pero que son indudablemente los más valiosos. Todo tiene una dualidad por lo tanto dentro de mis insatisfacciones me he topado con la situación económica de mis alumnos cuando ya no pueden continuar con sus estudios porque es más importante en ese tiempo y momento de su vida apoyar al gasto familiar y no concluir su preparación; otras tantas razones enfrentarnos a sus circunstancias familiares de violencia, etc. Aun así puedo afirmar con mucha felicidad que no cambiaría mi actividad docente porque a pesar de las adversidades siempre hay muchas cosas que compartir como son; sueños, logros, momentos y conocimientos.

Finalmente dentro de mi confrontación con la docencia, está el compartir mi reflexión sobre el pensamiento de Benedetti ¿Qué les queda a los jóvenes? Les queda respirar despacio, aprender de lo aprendido y sacar sus propias conclusiones, ser lo que son, siempre con el deseo de continuar siendo mejores, les queda aprender a escuchar lo que en su tiempo los adultos no escuchamos, disfrutar su educación, a sus amigos, a sus padres, a la naturaleza misma, porque somos parte de ella. Les queda soñar y si lo han olvidado o si quizá nunca lo aprendieron; aprender de nosotros sus docentes a construir sueños y volverlos realidad. Les queda lo que nosotros con aciertos y desaciertos les podamos heredar... El poema de Benedetti que he leído en ocasiones anteriores, nos deja como generaciones previas a éstos jóvenes una responsabilidad enorme, puesto que si ellos están viviendo en un mundo tan hostil como éste la pregunta sería ¿qué hicimos por ellos antes de que vinieran aquí?.

Catalina Castillo Yescas


Quisiera compartir a manera de reflexión, un pequeño cuento que recuerdo todos los días para evitar hacerlo con mis alumnos, que todos los días sean buenos y llenos de aprendizaje...

EL NIÑO Y LA ROSA ROJA
Había una vez, un niño que iba al colegio. Era un niño muy pequeño y la escuela era muy grande. Pero, cuando el niño vio que podía entrar a su aula directamente desde la puerta principal, se sintió feliz. Y la escuela ya no le pareció tan grande. Una mañana, la maestra, dijo: — “Hoy vamos a hacer un dibujo”. —¡Qué bueno!, pensó el niño. Le gustaba hacer dibujos. Podía dibujar de todo: Leones y tigres, pollos y vacas, trenes y barcos... Sacó su caja de crayones y empezó a dibujar. Pero, la maestra dijo: — “Esperen, no empiecen todavía”. Y, el niño espero a que los demás estuvieran listos. — “Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores” — Qué bueno, pensó el niño. Le gustaba hacer flores y empezó a hacer unas flores lindísimas, rojas, naranjas y azules. Pero la maestra dijo, — “Esperen, yo les mostraré cómo”. Y dibujó una flor en el pizarrón. Era roja, con el tallo verde. — “Listo, dijo la maestra, ahora pueden empezar. El niño miró la flor de la maestra. Después miró su propia flor. Le gustaba más la suya que la de la maestra. Pero no lo dijo. Simplemente, dio vuelta la hoja y dibujó una flor. Era una flor roja, con el tallo verde... Otro día, cuando el niño ya había abierto la puerta de su clase, el sólito, la maestra dijo: — “Hoy vamos a hacer algo con plastilina”. —“Qué bien”, pensó el niño. Le gustaba la plastilina. Podía hacer de todo: viboritas, muñecos de nieve, elefantes, ratones, autos, camiones... Empezó a apretar y a tironear su bola de plastilina. Pero, la maestra dijo, — “Esperen, no empiecen todavía. Y el niño, esperó hasta que todos estuviesen listos. — “Ahora, dijo la maestra, vamos a hacer un plato.” — “Qué bueno”, pensó el niño. Le gustaba hacer platos. Empezó a hacer platos de todas las formas y de todos los tamaños. — “Esperen, dijo la maestra, yo les mostraré cómo”. Y les mostró a todos cómo hacer un plato hondo. — “Listo, dijo la maestra, ahora pueden empezar.” El niño miró el plato de la maestra. Después miró los suyos. Le gustaban más los suyos que el de la maestra, pero no lo dijo. Simplemente, volvió a formar una bola con su plastilina e hizo un plato como el de la maestra. Era un plato hondo. Muy pronto, el niño aprendió a esperar y a observar; a hacer las cosas como su maestra y muy pronto, dejó de hacer las cosas solo...Al tiempo, el niño y su familia se mudaron a otra casa, en otra ciudad y el niño tuvo que ir a otra escuela. Esta escuela era más grande que la otra y no había una puerta directa hasta su clase. Tenía que subir unas escaleras muy altas y caminar por un corredor muy largo, hasta llegar a su aula. El primer día de clases en la nueva escuela, la maestra dijo: - “Hoy vamos a hacer un dibujo.” — “Qué bueno”, pensó el niño. Y esperó a que la maestra le dijera que tenía que hacer. Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba por el aula. — Cuando llegó hasta el niño, le preguntó: — “¿No te gusta dibujar?”. — “Sí, dijo el niño, ¿qué tengo que dibujar?”. — “No lo sé, hasta que no lo hagas”, dijo la maestra. — “Pero, ¿cómo lo hago?”, preguntó el niño. — “Bueno, como quieras”, dijo la maestra. — “Y, ¿de qué color?, preguntó el niño. — “Cualquier color, dijo la maestra, si todos hicieran el mismo dibujo y usaran los mismos colores, ¿cómo sabría quién hizo cada cosa y cuál es cuál?”: — “No lo sé”, dijo el niño a punto de llorar, se agachó y comenzó a dibujar UNA ROSA ROJA CON UN TALLO VERDE